sábado, 18 de diciembre de 2010

"El Paciente de Cabecera"

 
Pues ya llegó el fin de semana y como suele ser natural, también el descanso mental. Por ello os dejo hoy un delicioso relato surrealista médico, de mi compañero y amigo Manuel, que su ironía malagueña describe muy bien el propósito de su alegato. Hablando a colación de un término que hoy día comienza a usarse con cada vez más frecuencia: El paciente empoderado.
Manuel publicó este relato hace algunos años en un fancine local y nos cede amablemente los derechos.

EL PACIENTE DE CABECERA
(relato dialogado al revés)

- Buenos días.
- Buenos días, siéntese, por favor.
- Vaya (sorprendido), usted es el nuevo, me han hablado bien de usted.
- Muchas gracias. Efectivamente, desde hace unas semanas soy el nuevo paciente de cabecera de este Centro de Salud.
- ¡Qué bien!
- El inicio de una buena relación paciente-médico…
- Espero que con usted se me solucionen mis “problemillas”, ya que el anterior paciente de cabecera no dio con la tecla, no sé, (dubitativo)…
- Bien veamos. Lo mejor es empezar. Cojo su historia clínica. Veo aquí que usted tiene treinta y tantos años y es médico desde hace ya dieci-muchos. Facultad… residencia… bolsa de trabajo… sustituciones… guardias… demasiadas guardias para ser tan joven… oposiciones… es usted un hipertensopositor.
- Veo que mis antecedentes le han dejado pensativo.
- Sí, verá. Los antecedentes personales son ya un factor de riesgo en sí. En su caso hay algunos que disparan las tablas de riesgo. Como le digo, veo demasiadas guardias en su historial (serio).
- Bueno, entienda y no es una excusa, es como todo. Empiezas a hacer guardias, siendo joven… un mes cuatro o cinco; otro mes, un compañero que te pide un par de cambios; otra vez la falta de sustitutos te hace doblar guardias y consultas; y cuando quieres acordarte, estas enganchado. Las malas compañías de juventud terminan pasando factura (abochornado y luego pensativo).
- La verdad es que hay pocas campañas institucionales que adviertan del peligro lesivo de las guardias. Como paciente de cabecera, de gran experiencia acumulada (ufano), creo que deberían ir en un recuadro negro en las nóminas de ustedes, avisando de sus efectos deletéreos. Pero bueno eso es cosa de los políticos…
- No sé si en mi historial figurará además mi intervención.
- Veamos, sí, aquí está. En el año 1995 tuvo un proceso judicial agudo, como consecuencia de una demanditis no aclarada, que le tuvo de cabeza 8 meses hasta que hubo que extirpar.
- Creo que no me lo extirparon bien, porque a veces me duele aún la zona, duermo mal, sueño con ello, en fin…
- La verdad es (otra vez ufano, con risa disimulada) que la mayoría de ustedes, los médicos, son algo quejicas. Total, estos pequeños procesos son habituales y deberían estar inmunizados desde la facultad.
- Reconozco que mi anterior paciente de cabecera también me lo comentó. De hecho todos los pacientes de cabecera –lo sé por mis colegas- recomiendan la revacunación. Pero es que la dosis de vacuna anti-demanditis, sobre todo la de la cepa económica, no entra en el seguro.
- Bien (algo molesto), centrémonos en su problema actual. Por mí, sin prisas, que para ello como paciente de cabecera tengo todo el tiempo del mundo (de nuevo ufano). Lo que pasa es que usted como médico sólo tiene 3 minutos y ahora tendrá que pasar a las consultas de otros pacientes (algo irónico). Por tanto vayamos al grano.
- Eso es, justo ahí.
- ¿Cómo?
- Que eso es, que he venido a consulta por mi grano. Bueno, grano gordo. Vamos… un absceso.
- Vaya, eso duele. Dígame, ¿dónde lo tiene?
- Pues verá en un sitio delicado, en el pliegue que hay entre la autoestima y mi juramento hipocrático (cara de resignación).
- Bueno es una localización típica, siga, siga… (pensativo)
- Desde hace varias semanas noto que cuando me paso la mano por el juramento hipocrático lo noto raro. Servir, curar y ayudar a mi prójimo se me está inflamando algo. Yo sé que tiene que ser así, pero comienzo a tener mis dudas… no sé... quizás sea el sistema sanitario…
- Es usted muy joven para tenerlo inflamado, ¿no será que se ha dejado contagiar por una corporativitis crónica que le hace pensar en una inflamación del juramento?
- Verá (serio), creo que no, que sé lo que me digo. Déjeme explicarle (intranquilo).
- Siga, siga no le interrumpo.
- Ya.
- Pues eso.
- Como le digo entre esa zona que la noto rara y la autoestima, propia de quien sabe que… poder curar era un privilegio y ahora es un riesgo, se me ha enquistado una duda inflamada y creo que abscesificada.
- En qué quedamos… (sobrado, con suficiencia)  ¿Absceso o duda?
- Absceso, sin lugar a dudas, bueno eso… con dudas, o sea… (irritado) ¿No es usted mi paciente de cabecera? Me ha dicho que tiene usted experiencia ¿no?
- Mire (templando) lo que he querido decirle es… bueno lo mejor es que se lo vea. Venga, pase a la camilla y se lo exploro…

(Pasan dos o tres minutos tras el biombo)

- ¿Qué le parece?
- Bien, le explico. Es algo más complicado de lo que pensaba, pero con unos análisis, dos radiografías y un tratamiento queda aclarado y resuelto.
- Diga, diga…
- Noto una gran contractura de su autoestima, que le provoca síntomas a su vez en su juramento hipocrático del tipo duda aguda, agobio crónico e inseguridad.
- Vaya… (preocupado).
- Por ello y para confirmar le solicito un análisis de sangre y orina donde le pido niveles de prejuicios, relaciones con los compañeros, miedo a equivocarse, incertidumbre diagnóstica y hastío ante la rutina.
- Vaya… (más preocupado).
- A la vez una radiografía para ver su burnout, que se las hagan de frente y de lado, ¿eh? Y otra para ver la citada autoestima y confirmar. Ésta se la hacen tumbado y en ayunas mental, pues como sabrá la autoestima se resiente mucho si se piensa.
- Vaya… (muy preocupado)… ¿y ha dicho que me pone tratamiento?
- Sí (rotundo). Mientras espero resultados le voy a recetar unos comprimidos de RESISTIR®, tres o cuatro veces al día. Además unas ampollitas  bebibles de HABERHECHOOTRACARRERA®, éstas para los momentos de más inflamación, pues como sabe llevan jodeína y la jodeína hay que tomarla poco a poco para que no tenga demasiados efectos adversos y no se acostumbre uno.
- Vaya… (agobiado)…  lo mismo que me dijo mi anterior paciente de cabecera… no, si iba a llevar razón y todo…
- Claro, claro (muy sobrado), es lógico, la experiencia… ver a tantos médicos… ya sabe… Centrando, como le decía, cuando tenga los resultados y se haya tomado el tratamiento, acude de nuevo a la consulta y veremos.
- ¿Será quirúrgico?
- Si no ha bajado la inflamación… (serio) … habrá que operar… Tendremos que quitarle la autoestima y plantear un trasplante a base de cinismo o bien de resignación, lo que sea compatible con usted.
- Vaya… (desolado), me lo temía, no quería creerlo, pero…
- Venga, venga, tranquilo hombre… si esto es el “pan nuestro” de los médicos.
- Bien, le pido cita entonces para… eso, los resultados, bien, gracias señor paciente, ha sido usted muy amable, gracias, adios…
- Bueno, ha sido un placer. Espero ser de utilidad para usted siempre que me necesite. Tranquilo y hasta el próximo día. Adiós.

(Se cierra la puerta tras el médico que ya ha salido de la consulta y el paciente de cabecera se queda sólo, pensativo):
- … ¡Qué pesadito!, ya me advirtió mi anterior colega. Un blandito, con treinta y tantos años y ya está así… ¿adónde vamos a parar?
Bueno a ver quién viene ahora, veamos la lista… (asustado) ¡Por Dios!, ¡qué mala suerte!:…
Una anestesista con estrés,
un ginecólogo con judicialitis,
un residente con desorientación,
un gestor médico con síndrome de sándwich,
dos urgenciólogos quemados…
¡Qué mañana!, no hay derecho, hombre (irritado).
Voy a llamar a mi director paciente a quejarme. Ya no se puede trabajar a gusto con semejante caterva, con listas como éstas llenas de médicos enfermos, los directores no son sensibles con nosotros…

…Fin… por ahora.


Firmado:
Doctor Manuel Funique. Médico en ejercicio.
Dedicado:
A todos mis compañeros médicos de cabecera.

5 comentarios:

  1. Si se devuelve al médico el protagonismo del acto médico, como dice el artículo cuyo enlace pongo, sería todo mejor para los pacientes de cabecera.

    http://pemechesjuspi.blogspot.com/2010/12/atencion-primaria-reddite-medicum-quae.html

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  2. Gracias, Fidel Codex, y muy buena entrada la tuya: Es preciso la Contrarreforma de la AP. Alma-Ata, modelo de paises subdesarrollados y en desarrollo, tuvo su momento, quizás demasiado tarde en España... que ya era un país desarrollado, pero algo acomplejado.
    Un abrazo.

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  3. Afortunadamente la aventura diaria de la relación médico paciente me sigue resultando satisfactoria, bonita y llena de matices que tienen que ver con el aprendizaje personal.Aprendo de la abnegación ,de la entrega, de la valentía frente a lo doloroso e inevitable, de la templanza ante las adversidades,de la confianza depositada, de la generosidad ...Y me quedo con todo ello, porque lo demás ; el cansancio , la ineptitud de los gestores, las injustas retribuciones, las malas caras de algunos pacientes o compañeros, los sin cita, los caraduras que se aprovechan del sistema, el desprecio de los del hospital... se me desvanece en el placer que me produce haber elegido el mejor trabajo del mundo. Un abrazo y , de nuevo, muchas felicidades por vuestro Blog

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  4. Curioso relato.
    Me ha dejado uns sabor agridulce.
    Estoy de acuerdo con los comentarios de Isabel Ariza,afortunadamente para mi, me gusta pasar consulta y cuando estoy "encerrda en mi consulta", me lo paso bien.
    El exterior es otro problema, también pienso que es necesaria una contrarreforma pero no de AP, sino de la Sanidad Española en general, que desde mi punto de vista, con su hospitalocentrismo exagerado va muy , pero que muy desencaminada...
    En fin compañeros... el haber construido estos blogs docentes y establecer estos lazos de comunicación es para mi el gran logro de este último año y esto también me llema de satisfacción. Creo que algo se mueve... paa bien
    Un abrazo y aprovecho este mensaje para desearos una Feliz Navidad y un Próspero 2011
    Un abrazo. Maria José ( Docencia Rafalafena)

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  5. Gracias a ambas, Isabel amiga personal (y compañera de carrera ¿te acuerdas?) y Mª.José amiga virtual (¡a ver si nos desvirtualizamos el año que viene!).
    Cierto el relato tiene ironía y algo de escepticismo y cansancio.
    Conozco a Manolo muy bien. Hemos llevado carreras muy paralelas y le comprendo, pues he visto situaciones de esas de "Yo no he estudiado y hecho un MIR para esto". Pero la vocación bendita sigue empujando el ánimo y haciendo que en el fondo la asistencia sea lo principal.
    Tomad el relato como un desahogo privado que me he permitido publicar dado lo bien escrito que está y los golpes de humor que tiene. Manolo, Médico vocacional, granaíno-malagueño y cantaor de flamenco aficionao... es un gran tipo.
    Un abrazo a ambas y os agradezco mucho vuestros comentarios.
    Yo seguiré entrando algunas cosillas y aprovecharé para felicitar en todas la Navidad. Hoy especialmente a vosotras.

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