sábado, 17 de abril de 2010

Escuchando a los Pacientes

Hace varios días tuve (tuvimos, pues mi actual Residente Beatriz estaba conmigo en ese momento) una de esas experiencias que te reconcilian con la bendita vocación. No fue un hábil diagnóstico, ni una buena foto para colgar luego en el blog, ni una cirugía menor de la que sentirse satisfecho.
Fue un poema. Un poema de verso libre, asonante, que de manera espontánea mi (nuestra) paciente Gora nos recitó en la consulta, al hilo de unos análisis en los que le decía que todo estaba bien y ella me respondió que se alegraba porque no quería morirse... que tenía 9 hijos y mucha vida por vivir.
Ya sé que este blog se ha planteado como una experiencia docente... pero he pensado que para los Residentes (y para mí el primero), ésta es una enorme lección, la de escuchar no sólo las dolencias de los pacientes sino también sus sentimientos... Eso forma parte de la vocación de Médico de Pueblo, de Familia o de Cabecera, aunque no venga en currículo de la especialidad.

Reflexiones de una Madre, cuando llegue el final.

"Y llamará la muerte a mi mañana
y encontrará que yo no he terminado.
Le propondré que mire hacia otro lado,
que me deje cumplir lo establecido.

Terminar el cocido, la tortilla...
doblar la ropa seca,
escuchar los problemas de mi gente
acercar a la escuela a mi muchacho...
y dejar esos donuts terminados.

Despedirme del río, de mi raña,
de las musas, de los gnomos, de los hados,
de ese sol que adormece y que da vida
que me daña los ojos al mirarlo.

Déjame un poco más, querida muerte,
tengo tanto que hacer... creo que mi labor
aún no ha acabado."

(Amanecer en la Raña del Parque de Cabañeros -Ciudad Real-)

3 comentarios:

  1. Una de las vertientes más bonitas de nuestra especialidad es el tipo de relación que establecemos con nuestros pacientes, conocemos su familia, sus aficiones, su historia y son capaces de recitarnos en la consulta un poema como este. Muy bonito ( el poema y la experiencia)
    Gracias por compartir
    Maria José.

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  2. A pesar de que no fuera un brillante diagnostico, ni una buena imagen, es uno de esos momentos que a veces vivimos en las consultas y que nos hacen sentir lo especial, de nuestra profesión. Personalmente soy un entusiasta de la comunicación médico-paciente en todas sus facetas, y sobre todo de la que nos permite ver en lo más profundo de nuestros pacientes (mis residentes saben lo paliza que soy con la esfera emocional) Por eso me ha encantado la entrada, que revela una magnifica comunicación con vuestra paciente que a su vez os regala con un poema. ¿Qué más se puede pedir en primaria? Y además hasta diagnosticamos de vez en cuando….

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  3. Gracias a ambos. Efectivamente a veces nos regalan estas cosas inmateriales que nos llenan de luz el tunel.
    Um fuerte abrazo de otro entusiasta de la comunicación.

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